Con estos «minicerebros» cualquiera puede construir su proyecto tecnológico

Placas programables, como Arduino y Raspberry Pi, acercan la electrónica y la automatización a los hogares. Con ellas se puede construir desde un simple sistema de luces secuenciales hasta programar un complejo robot.

Mario Pavez tiene un sueño que pretende concretar antes de que termine este año: construir una máquina de videojuegos tipo Arcade, «como las de los años 80, que funcionaban con fichas, pero en miniatura. Quiero disfrutar con mi hija de los juegos clásicos con los que yo me entretenía cuando niño», dice.

Para ello compró una placa Raspberry Pi, un componente que está a medio camino entre un computador y una placa electrónica programable. El disco duro es reemplazado por una tarjeta de memoria y tiene conexión a USB para conectar un teclado, un mouse o cualquier periférico. Además, incluye una ranura HDMI para conectarla a un televisor y hasta se le puede instalar un sistema operativo. En Chile, su precio fluctúa entre $40 mil y $45 mil.

Esta es una de las tantas placas que han surgido en los últimos años para que aficionados a la tecnología puedan fabricar sus propios proyectos. Son una especie de «minicerebros» programables con los cuales se puede desde automatizar las funciones de un hogar hasta crear robots.

Entre estas placas destaca Arduino, la más usada en los cursos de robótica y programación para escolares, y una variación de ella llamada Lilypad, que está pensada para crear «ropa inteligente» con sensores y luces.

«Cualquiera puede hacer proyectos con estas placas, no es necesario ser un técnico. Las instrucciones necesarias están en la red, ya que los fabricantes ponen a disposición del público toda la documentación. Además, hay muchas comunidades y sitios dedicados a este tipo de placas con cientos de proyectos explicados paso a paso», dice Ricardo Rosende, propietario de SomosMakers.cl, tienda que vende placas y sensores para armar proyectos. El 80% de su público son hombres de entre 25 a 40 años.

A quienes quieran iniciarse en estas lides, Rosende les recomienda empezar con un Arduino (entre $6.300 y $15 mil). «Es una placa programable que, al conectarla a la fuente de poder o al computador, está lista para funcionar. Se le pueden conectar sensores y es fácil de programar, además es resistente y no se estropea con facilidad», explica.

Los sensores tienen un precio que oscila entre los mil y los 3.000 pesos: hay para detectar movimiento, el CO2 o la cercanía de un objeto, entre otros.

Un niño con unas quince líneas de código puede hacer un juego de luces LED que se encienden secuencialmente, dice Rosende. También es posible crear sistemas de riego automático, drones o hacer proyectos de automatización en el hogar. Él mismo se interesó en el tema cuando en su oficina le pidieron crear un sistema de control de acceso y lo hizo con componentes que le costaron $20 mil.

Los makers (hacedores) -como son conocidos quienes realizan proyectos con este tipo de placas- son una comunidad bullante en países como EE.UU. y Alemania. En Chile, crecen cada día más gracias a espacios como Stgo. Maker Space, en los cuales pueden trabajar, reunirse o asistir a talleres. También hay cursos que enseñan a los escolares a usar placas Arduino, como los que imparte gratis las fundaciones Telefónica y Mustakis.

Grandes actores tecnológicos como Intel se han interesado en la comunidad de «hacedores», creando placas especialmente para ellos. Es el caso de Edison, similar a Arduino, pero con mayor potencia . O Curie, tan pequeña como un botón y que fue ideada para crear proyectos de dispositivos ponibles.